Pocas personas son inmunes al miedo de hablar en público. Ya sea frente a una multitud o una cámara, ese momento puede generar pánico. En este artículo, descubrirás 10 consejos prácticos para mantener la calma y ofrecer discursos que realmente impacten.
¿Hablar en público sin experiencia? ¡Uf! Pensar en hablar en público —una de las mayores y más comunes fobias— puede hacerte sudar las manos. Sin embargo, hay muchas maneras de manejar esta sensación y aprender a dar un discurso inolvidable.
Hablar en público es una habilidad que se construye paso a paso, con práctica y dedicación. Nadie nació sabiendo, y mucho menos en algo tan desafiante como esto. ¡Tú también puedes aprender a conectar con tu audiencia a través de tu discurso!
Cuando comencé a salir en televisión en vivo (soy periodista y trabajé por varios años en medios de comunicación), los nervios me recorrían todo el cuerpo. Mis pies se enfriaban y temblaban de una manera que parecía incontrolable. Esta sensación siempre estuvo presente, y quiero que sepas algo: los nervios no desaparecen, pero son una señal positiva.
Nos recuerdan que lo que estamos haciendo realmente nos importa. Esa sensación de "mariposas en el estómago" es una mezcla de emoción y adrenalina que, si la sabemos manejar, puede convertirse en nuestra mejor aliada.
En mi caso, desarrollé un mantra interno que me ayudaba a centrarme: "Puedes hacerlo, sabes lo que estás diciendo, lo estás haciendo bien". Repetir estas frases me daba la seguridad para enfrentar el momento.
Una de las lecciones más importantes que aprendí fue la de confiar en mis habilidades y tratarme con amabilidad, recordándome que todo estaría bien.
Los nervios que sentimos antes de hablar en público o enfrentar situaciones desafiantes tienen su origen en el sistema nervioso autónomo, específicamente en la respuesta de "lucha o huida".
Esta respuesta está diseñada para preparar al cuerpo ante situaciones percibidas como amenazantes. El cuerpo libera adrenalina, lo que acelera el corazón, aumenta la sudoración y genera sensaciones como el temblor o las "mariposas" en el estómago.
Aunque esto puede parecer incómodo, una mentalidad positiva puede marcar la diferencia. Según la psicóloga Kelly McGonigal, autora de The Upside of Stress, reencuadrar los nervios como una preparación para un mejor desempeño en lugar de un obstáculo ayuda a canalizar esa energía de manera constructiva.
Es decir, en lugar de pensar "estoy nervioso", puedes pensar "mi cuerpo se está preparando para dar lo mejor de mí".
Así que, mientras más practiques mantener una mentalidad positiva antes, durante y después de tu discurso, mayor control tendrás sobre esos nervios. Son un recordatorio de que te importa lo que haces y de que estás creciendo en el proceso. ¿Y si confías en ti? ¿Qué podría salir mal?
Te entrego consejos específicos para hablar en público, reducir los nervios, derribar mitos y mejorar tu desempeño.
1.Elige un tema que te apasione
2.Practica regularmente
3.Simplifica tu lenguaje
4.Conoce a tu audiencia. Tu discurso es para ellos, no para ti.
5.Sé breve y directo
6.Mantén un tono natural
7.Usa gestos para reforzar tu mensaje
8.Muévete en el escenario
9.Sé espontáneo
10.Termina con fuerza
¡Vamos paso a paso! Al llegar al consejo número 10, tu percepción sobre hablar en público habrá cambiado por completo.
Hablar sobre un tema que realmente te emocione y en el que tengas conocimiento profundo hará que conectes con tu audiencia y transmitas un mensaje poderoso. ¿Por qué? La pasión es contagiosa: cuando hablas con entusiasmo, tus palabras resuenan de manera más auténtica y convincente.
-Tu energía se eleva: La emoción genuina que sientes por el tema se refleja en tu tono de voz, gestos y expresiones, captando naturalmente la atención del público.
-Te resulta más fácil explicar: Como conoces bien el tema, puedes improvisar, usar ejemplos relevantes y adaptar tu mensaje si es necesario.
-Generas conexión emocional: La audiencia percibe tu entusiasmo y se siente más inclinada a interesarse por lo que dices.
Hablar en público es como cualquier otra habilidad: requiere práctica constante para perfeccionarse. Aunque puedas tener talento natural, la repetición es lo que convierte a un buen orador en uno excelente.
Refuerza la memoria y el contenido: Practicar te ayuda a internalizar tu discurso, haciéndolo más fluido y natural. Con suficiente repetición, las palabras fluyen casi de forma automática, lo que te permite enfocarte en otros aspectos como el contacto visual y la conexión emocional con tu audiencia.
Ejemplo: Piensa en cómo aprendiste a manejar bicicleta. Al principio requería toda tu atención, pero con práctica, los movimientos se volvieron naturales. Lo mismo ocurre con la oratoria.
Cómo practicar de manera efectiva
Simula el escenario real: Ensaya frente a un espejo, grábate o practica con amigos o familiares. Esta técnica te permite identificar áreas de mejora y te prepara para manejar la presión de hablar ante una audiencia. Si te grabas, revisa el video al menos tres veces con atención: en cada visualización podrás descubrir detalles para ajustar y, sorprendentemente, aspectos en los que ya destacas pero que quizás no habías notado. ¡Es una excelente manera de aprender tanto de tus fortalezas como de tus oportunidades de crecimiento!
Habla con claridad y sencillez: Un lenguaje simple asegura que tu mensaje llegue a todos, evitando confusiones y conectando mejor con tu audiencia.
Antes de crear tu mensaje, piensa en quién lo recibirá. Averigua lo más que puedas sobre ellos para adaptar tu lenguaje, la cantidad de información, la estructura del discurso y cómo motivarlos.
Evita palabras innecesarias y enfócate en transmitir tu mensaje de forma clara y concisa. Un buen orador no se pierde en detalles superfluos ni en explicaciones interminables.
En un discurso, donde no hay diálogo ni retroalimentación inmediata, es crucial seguir un hilo lógico y estructurado. Asegúrate de concluir cada idea antes de pasar a la siguiente, verificando que tu mensaje sea comprensible y efectivo para todos.
Encuentra tu propia voz y varía la entonación para mantener el interés del público.
Los gestos y movimientos adecuados refuerzan tu mensaje y hacen tu comunicación más efectiva. Las pausas estratégicas, los silencios bien colocados y una sonrisa sutil al concluir una idea importante aportan fuerza a tu narración.
Recuerda que el movimiento de tu rostro y tus manos también comunica. Eres humano, no un robot: deja que tu lenguaje corporal demuestre que estás presente y lleno de energía. Esto no solo hará tu mensaje más auténtico, sino que también conectará mejor con tu audiencia.
No es lo mismo tener este tipo de gestos. 👇🏼
A estos gestos. 👇🏼
Usa el espacio a tu favor para dar dinamismo a tu presentación. Conocer y explorar el escenario no solo mejora la energía de tu discurso, sino que también te ayuda a sentirte más cómodo y relajado. Al moverte de forma natural, transmites confianza y mantienes la atención de tu audiencia.
Deja margen para la improvisación. Adaptar tu discurso al ambiente y a las reacciones de tu audiencia añade naturalidad y fortalece la conexión emocional. Aunque tengas una estructura preparada, no necesitas seguirla al pie de la letra. Interpreta el guion de manera auténtica y flexible, logrando que tu mensaje se perciba más genuino y cercano.
La conclusión es el momento clave para dejar una impresión duradera. Dedica tiempo a preparar un cierre impactante, ya sea con una frase poderosa, un llamado a la acción o una reflexión memorable. Es lo que tu audiencia recordará, así que asegúrate de que tenga peso y significado.
¿Estás listo para hablar en público o crear contenido en redes sociales después de estos 10 consejos? Esperamos que te ayuden a fortalecer tus habilidades comunicativas y te inspiren a dar el siguiente paso.
Si ya te decidiste a lanzar tu primer curso, taller, seminario o webinar, descubre La Vitrina de Encuadrado, una herramienta diseñada para impulsar tus ventas y conectar con tu audiencia de manera profesional.
Content Manager Podcast
Periodista, content manager y consultora de comunicaciones.